Semana 12: Final del Taller de Narrativa

12 son las semanas que hemos estado desenseñando a desaprender cómo se describen las cosas... La esponja de palabras está hasta arriba pero ¡aún tiene capacidad de absorber vuestros últimos relatos!.

Y no olvidarse jamás que NUNCA TE ACOSTARÁS SIN SABER UNA COSA MÁS.

El Jardín

Javier estaba harto, quería marcharse pero ¿A dónde? Quería alejarse de su aburrida e interminable vida, le iba fatal, en el colegio, con los amigos e incluso en casa. Sus padres se habían divorciado, después de muchos días de gritos y lloros su padre firmó los papeles. Ahora odiaba su vida incluso más que antes.

Era Sábado por lo que a Javier le tocaba estar en casa de su madre, la verdad es que prefería a su madre, era más dulce y más comprensiva que su padre, además siempre encontraba solución para todo, para todo menos para los problemas que había entre ella y su marido.

Javier se aburría, en un día se había leído todos los cuentos de la casa, así que decidió salir al jardín para visitar al gato, pero no lo encontró. Aprovechó entonces para dar una vuelta por el inmenso patio. Era tan grande que había rincones que todavía no había llegado a explorar, la parte norte (donde más tarde encontraría una vieja fuente apagada y muchos pinos) aun no la había visitado, así que se puso en camino. Tardo unos diez minutos en alcanzar la fuente, ésta le llamó mucho la atención. Estaba tallada hermosamente en mármol y en ella se podían apreciar hermosos esculturas de criaturas fantásticas como el minutario, o el fauno, a Javier le parecieron preciosas.

Continuó su camino pero no llegó mucho más allá porque en pocos minutos se encontró con el enorme muro de piedra que separaba su casa del exterior. Le miró consternado no esperaba que el terreno se acabase tan pronto, descansó allí un tiempo.

Empezaba a oscurecer cuando Javier decidió que ya era hora de volver a su casa, le esperaban unos quince minutos de camino y eso si andaba deprisa. Entonces escucho algo, era una especie de canto, siguió su camino pero a medida que se iba alejando se sentía más y más extraño, tenía sueño, intentó mantenerse consciente, ese canto era cada vez más hermoso, Javier quería ir hacia donde se escuchaba, de pronto sus ojos se nublaron y se volvieron negros como el carbón, no veía nada, intentó despejarse pero cuanto más se esforzaba más cansado se sentía y más ganas tenía de cerrar los ojos hasta que dejó de luchar y se le cerraron. Ya no supo nada más.
Javier fue enviado al mundo de las hadas por haber entrado en su territorio. No fue feliz pero tampoco estuvo triste, mi nombre es Andaravich soy un hada guardiana y vigilo que nadie se meta en nuestro territorio.

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