Semana 12: Final del Taller de Narrativa

12 son las semanas que hemos estado desenseñando a desaprender cómo se describen las cosas... La esponja de palabras está hasta arriba pero ¡aún tiene capacidad de absorber vuestros últimos relatos!.

Y no olvidarse jamás que NUNCA TE ACOSTARÁS SIN SABER UNA COSA MÁS.

Bombero en la heladería

-¡Vaya día!- dijo Alberto, bombero de la zona. –Con tanta lluvia, hemos tenido que entrar a una casa inundada para salvar a una familia entera-

-Pero… lo habéis conseguido, ¿no?- inquirió su mujer, Ángela. –Pues con eso a mí me basta, la verdad. Imagínalo: sin vosotros, esa familia estaría ya en la tumba-

-¡El cartero!- se escuchó una voz en la puerta

-Cariño, anda, ve y abre la puerta, que están llamando. Yo no puedo ni moverme, voy a estar todo lo que queda de la noche leyendo el periódico en el sofá!- le pidió Alberto a su mujer.

-Vale, voy- Abrió la puerta, y cogió el correo que le tenía el cartero. También le dio una buena propina, ya que el mal tiempo que hay hacía más duro su trabajo. –Tenemos tres cartas, pero dos de ellas son facturas. Voy a abrir la otra, es para mí-

-De acuerdo, pero intenta no gritar mucho, mejor dejo de leer y me pongo a dormir un poco-
Ángela comenzó a leer la carta:

Querida Ángela:

¿Te acuerdas de mí? Soy Chloe, tu amiga de la facultad. Llevamos muchísimo tiempo sin vernos la pandilla entera. He decidido (por mi cuenta, sin preguntar a nadie, como en los viejos tiempos) que quedemos hoy en una heladería, “Delicias congeladas”, para darle una sorpresa a Julia. Sé que trabaja allí, y… ¡hoy es su cumpleaños! Espero que te guste la idea.

Besos: Chloe.
P.D. También es un bar, así que vamos a cenar allí.

-Vaya, Chloe sigue como siempre- pensó Ángela- pero tiene razón, llevo mucho sin verlas. Eramos inseparables… ¡está decidido! Hoy ceno fuera-

Ángela salió corriendo hasta su habitación, y se arregló: cogió su mejor vestido de un color crema sin mangas, con una elegante rebeca, unos zapatos de tacón, y un bolso de piel, los tres de color marrón chocolate. Cogió el paraguas, y se fue.

Cuando llegó a la heladería, Chloe salió corriendo hacia ella y le dio un abrazo

-¡Pero que guapa vienes!- exclamó Chloe. –Veo que a ti los años no te dejan marca…-

-¿Qué dices? ¿Tú te has visto? Pero si estás increíble. ¡Parece como si tuvieras 20 años!- dijo Ángela, y ambas se pusieron a reír- Te he echado de menos-

-¡Venga ya! No te pongas melancólica. Pero es normal, quién no me va a echar en falta, si era la mejor del grupo: la que os guiaba, la más guapa…- dijo entre carcajadas Choe.

-Si… ¡y la más modesta!- Chloe tenía una risa contagiosa.

-Bueno… ¿entramos? Estoy deseando ver la cara de Julia-

-Vale, entremos: se me había olvidado que también eras la más impaciente: veo que las cosas no cambian con el tiempo, ¿no?-

Ambas entraron, y, tras esperar una cola enorme, se quedaron mirando a Julia en la barra.

-Hola, buenas noches. ¿Qué desea? Tenemos postres que os dejarán “heladas”- dijo Julia, con una monotonía que aburría a cualquiera.

-Pues mira, queremos… ¿un pastel de cumpleaños para la compañera más aburrida del grupo?- dijeron Ángela y Chloe al unísono

-¿Eh?… ¡Chicas!-Julia estaba sorprendida

-¡Feliz cumpleaños! ¿Tienes una mesa libre para una cena de tres?- preguntó Chloe, era la que más hablaba con diferencia de las tres.

-Por supuesto, pero en un cuarto de hora, que es cuando me dan el descanso, y así podremos charlar y…

-¡TODO EL MUNDO AL SUELO, ESTO ES UN ATRACO!-gritó un hombre que acababa de entrar.

Tras muchos gritos, disparó contra el techo y entonces todos se callaron y se tumbaron en el suelo.

-¡Tú! ¡La de la barra! ¡Ya puedes llenarme ésta bolsa con todo el dinero de la caja!. ¡AHORA!-

-Voy, voy- gimoteó Julia, asustada. Precisamente en su cumpleaños…

Empezó a llenar la caja, cuando Ángela vio a alguien acercándose sigiloso por detrás al ladrón. Ese… ¡era Alberto! Le dio un golpe en el cuello, y el ladrón cayó al suelo, desvanecido.

Todo el mundo empezó a aplaudirlo, y Ángela salió corriendo a sus brazos

-¿Cómo sabías que nos estaban atracando?- dijo, casi tartamudeando.

-No lo sabía, pero vi la carta que te envió Chloe, y decidí venir también, al fin y al cabo, yo también conocía a Chloe- dijo Alberto, y llamó a la policía para que se llevaran al atracador.

-Mu mu muchísimas gracias, Alberto- suspiró Julia. –No se cómo agradecértelo…-

-Pues… ¿cogiendo mejor una mesa para cuatro, quizás?- bromeó Alberto.

-Por mí, vale, pero no se si mi jefe…- se lamentó Julia

¿Qué?-preguntó sorprendido el jefe de la heladería, saliendo de la cocina- ¿Qué vamos a tener que hacer esperar a nuestro héroe? ¡Una mesa, pero ya! ¡Y gratis!- gritó-Tranquila Julia, vete con ellos, que invito yo.

-¡Qué buen regalo de cumpleaños!-exclamó Julia, sofocada, y todos rieron.

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