Semana 12: Final del Taller de Narrativa

12 son las semanas que hemos estado desenseñando a desaprender cómo se describen las cosas... La esponja de palabras está hasta arriba pero ¡aún tiene capacidad de absorber vuestros últimos relatos!.

Y no olvidarse jamás que NUNCA TE ACOSTARÁS SIN SABER UNA COSA MÁS.

El encuentro

La nave despertaba emitiendo sonoros rugidos delatores del escaso acierto en diseñar un artefacto capaz de pasar razonablemente desapercibido entre los tan rudimentarios transportes vigentes en la Tierra. ¿O no se llamaba así aquel geoide poseedor de misterioso brillo refulgente y azul?
Evadiendo merced a imprevisibles reflejos de fortuna toda posible vigilancia insuficiente, el aparato se internó en la selva trasladando a sus tripulantes al lugar donde una exquisita belleza natural permanece fraternalmente unida al supremo anonimato: el Amazonas.
Booth 7C y Skating 5XL provenían de un remoto planeta extraviado entre los confines de galaxias lejanas, desde donde la irremediable curiosidad inherente a todo ser que se precie de viviente les había arrastrado a través de los peligros del universo hasta el inigualable planeta cuyo intenso campo magnético vital irradiaba energía creciente, penetrando pese a todo posible obstáculo hasta los límites más remotos del superespacio. Mas ahora, mientras los desconocidos paisajes terrestres comenzaban a vislumbrarse sobre el resplandeciente visor de la nave, tan solo un pensamiento encontraba cabida en las mentes de ambos alienígenas felices: tras el insidioso paso de los años, sus más recónditos deseos se verían cumplidos al fin. En breves instantes, el transbordador espacial descansaría sobre la inexplorada superficie de la Tierra.
Al cabo de unos instantes, ambos descendieron del aparato caminando por primera vez entre una exuberante naturaleza de verdores y hermosura sin igual. Escucharon el melodioso canto de aves entre la maleza y el rumor silencioso de los monos al desplazarse entre las pobladas ramas en busca de alimentos para sí mismos o su descendencia…
La pareja de amigos decidió separarse para recoger la mayor cantidad posible de muestras antes de detenerse a considerar la ineludible decisión de quedarse o regresar, pues el temporizador de la nave la obligaría a despegar al finalizar las dos horas restantes de la ya iniciada cuenta atrás…
Cuando al cabo de una hora regresaron al punto de encuentro señalado para reunirse a deliberar, Booth anunció:
– No he sido capaz de localizar aún un ser vivo inteligente en este territorio singular. ¿Nos marcharemos así o piensas permanecer en este paraje solitario para siempre?
Skating consultó el temporizador de la nave: cincuenta y nueve minutos.
– Corre –afirmó, desesperado e impaciente al comprobar su torpeza en programar el tiempo de espera permitido por la nave-. Veamos si es posible localizar algún ser desarrollado en los alrededores de este lugar. Pensaremos después.
Tras caminar durante largo rato la inescrutable espesura del bosque comenzó súbitamente a clarear a la par que un distante murmullo comenzaba a percibirse en la lejanía. Segundos más tarde se descubría ante los ojos de los alienígenas un activo poblado aborigen de la región cuyos habitantes, al divisarles, dispensaron a los forasteros una calurosa acogida que sorprendió en gran medida a ambos caminantes: ¡ciertamente en su planeta personas desconocidas nunca hubiesen atendido a nadie así!
Radiante ante la maravillosa oportunidad brindada por el destino para indagar con mayor profundidad en los misterios del inigualable planeta que quizá habrían muy pronto para siempre de dejar, Skating activó el traductor Interlingua y comenzó a acosar con innumerables preguntas al anciano indígena que descansaba junto a la vivienda más cercana:
– ¿Desde cuándo vivís aquí? ¿Con qué alimentos subsiste vuestra aldea? ¿Cuál es el origen de esta población?
El anciano jefe de tribu alzó una arrugada mano en señal de silencio y, tras ahondar en las más apartadas buhardillas de su memoria, fijó su mirada en el umbral de la cabaña y comenzó solemnemente a hablar.
– Cuentan que un lejano día Azurbayan…
Hacía ya largo tiempo que las mentes de aquellos seres, alcanzadas por el tentador refulgir engañoso del anhelado progreso, habían relegado al olvido el hechizo encantador de las palabras. Y cuánta maravilla se escondía en ellas, oculta para todos aquellos que negligentemente obvian la importancia de las pequeñas grandes cosas que aportan destellos de color a los procelosos océanos de una gris existencia…
Y así fue como renació en sus mentes desde aquel instante una inmensa fascinación inconmensurable fruto del envolvente hechizo que capta la atención de todo oyente o lector entusiasmado por una narración oral o escrita. Lentamente ambos se dieron cuenta de que, aunque hubiese sido su deseo el permanecer toda su vida en aquel inigualable retiro terrestre donde nada perturbaría jamás una plácida felicidad, debían regresar a su planeta para compartir con sus semejantes aquel insólito descubrimiento maravilloso que cambiaría sus vidas para siempre.
Quince minutos más tarde la nave despegaba transportando a los alienígenas que un feliz día visitaron nuestro planeta más allá del horizonte, al tiempo que aguardaban el momento de transmitir a los habitantes de su lejano planeta la fascinante noticia que transformaría definitivamente aquella monótona existencia.

Semana 9: Economía de la narración

Seguimos entrenando la eficacia de nuestras palabras, pero esta semana con una condición más complicada... ¡¿qué haréis esta vez?!

Ser Bombero

Ser Bombero no es una profesión fácil, para empezar, tienes que ser muy valiente, y segundo has de ser consciente de que la vida de otras personas está en juego, aunque en mi opinión la no es muy difícil ejercer como bombero, lo único que tienes que pensar a la hora de entrar en un edificio que se te puede caer encima o en una tienda que está envuelta en llamas es en salvar a las personas que están allí sin perder ni un segundo, no hay comparación entre los bienes materiales y las vidas humanas, eso es lo que ante todo debe de tener claro un bombero. Nuestra profesión no es sencilla, arriesgas tu vida por eso muy pocas personas tienen vocación

Hubo. Incendio en la calle Lule, el incendio más grande y desastroso que he visto nunca, decenas de personas quedaron sin hogar incluso sin familia, eso me abatió. Al llegar al lugar del siniestro no supe que hacer, la angustia que allí se respiraba me dejo paralizado, me entró miedo, éramos más de veinte bomberos listos para la acción pero eso no parecía suficiente, un compañero me sacó de mi ensimismamiento:

-démonos prisa- me apremió, de pronto todo me quedo claro “fuera miedo” pens锡a por todas!”. El jefe del equipo no tardó más de dos minutos en indicaros que ya podíamos comenzar nuestro trabajo, nos dividimos, a mis compañeros de camión les tocó a todos dar a la manguera pero a mí entrar como al resto del equipo. Corrí hacia las grandes puertas del portal, que ardían pero no me lo pensé y entré, mi visión fue terrible, gritos de angustia y de dolor llegaban desde las escaleras corí con toda mi alma hasta llegar a ellas, el humo no me dejaba ver nada y era consciente de que si no me daba prisa me intoxicaría. Subí esquivando los trozos de madera y de escombros que caían del techo y entre en la primera habitación que vi, ante mis ojos pude ver a dos niños abrazados a su madre que lloraban sin consuelo

-sígame señora pero dese prisa- la dije tratando de consolarla, no dijo nada se levantó,. Cogí a los dos niños en brazos y salimos rápidamente de la habitación bajé las escaleras y ayudé a la mujer a salir del edificio

- muchas gracias-me dijo la señora

- vaya a esa ambulancia- la dije-es posible que sus hijos necesiten atención médica. Volví al edificio, al cabo de media hora estaba ya caso todo quemado por lo que supuse que no tardaría mucho en derrumbarse, estaba agotado y en medio de las llamas en ese instante anunciaron que ya se ha se habían salvado todos las personas posibles de las llamas, me empecé a marear, el humo había llegado a mis pulmones, sabía que era imposible salir del edificio, incapaz de aguantar más tiempo en pie me derrumbé, todo empezó a ser borroso y note como la oscuridad me envolvía ”bueno, iré al cielo” suspiré ”he salvado muchas vidas”.

Voy a morir ahogado

-Ahogado. Voy a morir ahogado- pensó Jesús mientras se hundía en el mar sin logras escapar. –Siempre me lo temí, peor nunca he hecho nada para evitarlo. Me lo tengo me…-

No pudo aguantar más la conciencia: el agua le entraba por las fosas nasales y la presión le zumbaba en los oídos.

Todo comenzó desde pequeño. Jesús era un chico guapo, inteligente, valiente para todo… bueno, para todo no: el agua le daba pavor. Decía que no servía para nada: para beber, estaba el zumo, y… ¿a quién le importa nadar?

Pasó el tiempo, y Jesús sólo tocaba el agua para bañarse, y casi ni eso. Fue tal el odio que le tomó al agua que un día, ya mayor, fue con veneno al depósito del agua local, para que nadie pudiera beberla, pero al mirar hacia abajo y verlo todo inundado, se mareó, y cayó dentro. Sólo le invadió un pensamiento antes de que su vida acabara:

-Ahogado. Voy a morir ahogado- pensó Jesús mientras se hundía en el mar sin logras escapar. –Siempre me lo temí, peor nunca he hecho nada para evitarlo. Me lo tengo me…-

¿QUIEN MATÓ A LA SEÑORA KOLTUNICKY?

En la cena de navidad de hace tres años se juntó toda la familia Koltunicky, el padre, la madre, el abuelo, la abuela y los hij@s (en total 10) junto a todos los respectivos maridos y mujeres, más los nietos y biznietos. Mientras los niños correteaban jugando con todos sus primos y primas, los mayores charlaban amablemente en la gran mesa central de su fría mansión de Beverly Hills. Surgieron varios temas esa misma noche, entre todos ellos, el dinero, el peor tema que se puede tratar en esa familia de devoradores de dinero. El marido de Yasmin, una de las tantas hijas de la familia, comento que se iban a hacer de oro con la venta de unos terrenos de California.
Al oír eso, toda la familia estuvo al tanto, escuchando como murciélagos cada detalle insignificante.
A la mañana siguiente la madre de Yasmin estaba muerta.
¿Por qué la madre? Justamente la persona menos indicada para morir. ¿No tendría que haber muerto Yasmin? ¿O quizás la asesinaron? Tantas preguntas ya mataban.
La señora Koltunicky estaba ahorcada del armario de la habitación más grande de toda la mansión. Era inexplicable. Yasmin entro en un ataque de shock porque, fue ella la que descubrió el cadáver de su madre cuando iba a cambiarse.
Vinieron forenses, investigadores, policías, la mansión estaba rodeada de cámaras de televisión que no se querían perder detalle, aunque, tampoco entiendo muy bien por qué murió la madre.
Después de tres años, ha salido a la luz que quien la mató fue el marido de su hija, la envidia, la avaricia, el dinero, fueron los culpables de su asesinato.
El motivo que dio, que la herencia estaba toda a nombre de su mujer, y si moría, era todo para ellos, aunque, tampoco hubiera dudado en matar a su mujer para quedarse el todo el dinero. Creo que todos pensamos que merecería un gran castigo, ¿no?

LA NUEVA ESTUFA


Se desnudó rápidamente y entró en la ducha. Hacía mucho frío y cruzó los dedos para que agua helada se volviera caliente lo más rápido posible. Antes de entrar en la ducha encendió su vieja estufa eléctrica como suplemento para hacer de su pequeña vivienda de estudiante un lugar mejor. Esa vez tuvo suerte, el calentador del agua fallaba de vez en cuando o tardaba más de la cuenta en funcionar, encima era pleno invierno y a nadie le apetece pasar frío cuando sales de la cama. Estuvo media hora después de enjabonarse debajo del agua caliente. Finalmente corrió las cortinas y salió.

Una ola de aire frío atravesó su pellejo. Maldijo a todos los dioses que conocía. Su puñetera estufa eléctrica había vuelto a pararse. Con la humedad, un sistema de seguridad accionaba los mecanismos interiores de la estufa para que ésta se apagase. Decidió que no volvería a ducharse hasta que no tuviera una que no le fallase cuando más la necesitaba.

Se pasó la noche anterior haciendo trabajos para la universidad, nadie le había dicho que debía dedicar tantas horas fuera de clase para aprobar. Se acostó a las 5 de la mañana y se puso el despertador a las 8 para asistir a la segunda clase de la mañana, no merecía la pena quitarse una hora de sueño para acudir a primera hora. Pero algo salió mal, no oyó el despertador y cuando se levantó el sol ya se escondía. Lo primero que hizo al salir de la ducha fue mirar el reloj. Las tiendas cerraban a las 20.00 y tenía que comprarse su nueva estufa. Se dio prisa para coger el bus de las 18.30.

Miró su nuevo aparato orgulloso, le costó un ojo de la cara, como universitario que era iba mal de dinero, pero estaba convencido de que su inversión no fue en vano. Eran ya las 8 y todavía no había comido nada. Comió las sobras de la cena de ayer, con los deberes que tenía lo último que iba a hacer era ponerse a cocinar.

Con el estómago lleno se sentía listo para ponerse a trabajar. Dos horas después, oleadas punzantes de dolor, empezaron a atacar sin cesar los flancos de su cabeza. Cuando le pasaba esto, la única solución era echarse a dormir, y así fue.

Al día siguiente el despertador empezó a chirriar y esta vez, Francesc, lo escuchó. Nada más abrir los ojos se acordó de su compra del día anterior. Se dirigió al baño, enchufó la estufa y le dio a On. Un leve murmullo y la calidez que emanaba le indicó que todo iba sobre ruedas.

Cuando salió de la ducha, se quedó contemplando anonadado como la estufa seguía en marcha. Contento y aún mojado se plantó delante la estufa satisfecho. Daba gusto ducharse así. Sin más, con el dedo índice de la mano izquierda pulsó Off. Una corriente de electricidad se propagó por su brazo y marchó veloz hacia sus pies dirección al suelo, cruzando todo su lado izquierdo, barriendo su corazón. Francesc no volvería a pasar frío.
Esponja de palabras es el blog del curso online Taller de Narrativa: durante 12 semanas absorberemos y escupiremos lo que vayamos trabajando en nuestro taller. ¡Bienvenido!
 
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